Con cerca de 65 años de tradición, Elena Yaguana mantiene viva la venta de bocadillos artesanales en la Feria de Loja, un legado que ha pasado de generación en generación y conquista a visitantes de todo el país.
La Feria de Loja es un punto de encuentro donde se entrelazan tradiciones, cultura y comercio. Uno de los íconos más representativos de este evento es Elena Yaguana, una mujer que con orgullo afirma ser la vendedora de bocadillos más antigua del recinto ferial. “Soy la persona más antigua de aquí del complejo ferial, en la tradición de los bocadillos”, expresó con firmeza y orgullo, recordando cómo su madre la introdujo en este negocio cuando apenas tenía siete años.
La historia de los bocadillos de Elena es un viaje de décadas, que ha trascendido de generación en generación, preservando una tradición familiar que inició su madre, una comerciante tenaz que no solo vendía bocadillos, sino todo tipo de productos. Aunque su madre falleció hace dos años, Elena continúa la labor con el mismo esmero, manteniendo intacta la calidad y sabor de estos bocadillos que hoy en día llegan a lugares tan lejanos como Cuenca, Machala y otros rincones del país.
Elena se ha ganado la reputación de ofrecer bocadillos naturales, sin colorantes ni preservantes, una característica que sus clientes valoran profundamente. “Mucha gente me conoce, no solo aquí en Loja, sino por todo el país”, mencionó mientras resaltó que sus productos son altamente demandados. Los bocadillos de Chaguarpamba, conocidos por su autenticidad, son los preferidos por sus clientes, quienes valoran el sabor único de estos dulces.
Con la misma pasión que la ha caracterizado a lo largo de los años, Elena sigue trabajando en la producción artesanal de los bocadillos, un proceso que demanda tiempo, paciencia y experiencia. Aunque reconoce que el trabajo puede ser tedioso, confía en la habilidad que ha adquirido tras décadas de práctica.
A pesar de los retos económicos y los incrementos en los costos de los insumos como el maní y el azúcar, Elena ha mantenido los precios accesibles. “No vamos a subir, estamos vendiendo lo mismo que el año pasado”, afirmó, demostrando su compromiso con los clientes y su preocupación por la situación económica que afecta a muchas familias.
El negocio no solo es un legado familiar, sino que también ha sido el medio con el que Elena ha sacado adelante a sus hijos. “Con este trabajo, con orgullo lo digo, porque es un trabajo decente, gracias a Dios”, mencionó mientras destacó que ha logrado dar educación a sus hijos, quienes hoy son profesionales, uno abogado y otro ingeniero.
Elena Yaguana, sigue de pie en su puesto número 6 del complejo ferial, esperando con brazos abiertos a todos los visitantes de la Feria de Loja. Su pasión, dedicación y amor por su trabajo son reflejo de una tradición que no solo alimenta los paladares, sino también el corazón de quienes valoran la cultura y las costumbres locales. (YP)