El artificio como locura en la obra ‘Débora’ de Pablo Palacio

El artificio como locura en la obra ‘Débora’ de Pablo Palacio

Pablo Palacio, con un manejo magistral del lenguaje y la estructura narrativa, crea universos literarios que desafían convenciones y revelan la belleza en lo ordinario, como en «Débora».

El artificio del escritor es como una paleta de colores infinita que utiliza para pintar el lienzo de su obra literaria. Es la habilidad de manipular el lenguaje y las estructuras narrativas para crear efectos específicos en el lector, desde provocar emociones intensas hasta transmitir ideas complejas de manera sutil.

El uso del artificio no se limita solo al estilo de escritura, sino que también se extiende al desarrollo de personajes y tramas. Un escritor en la búsqueda de esa “verdad” en el artificio es capaz de crear personajes tridimensionales que parecen saltar de las páginas y cobrar vida propia.

El artificio, visto como una forma de locura dentro del mundo literario, ofrece un panorama fascinante en el que las palabras se convierten en puentes hacia realidades alternativas, donde lo cotidiano se mezcla con lo extraordinario y lo sencillo se transforma en algo sublime. Pablo Palacio, con su estilo único, nos sumerge en un universo donde la estética de la palabra alcanza su máxima expresión, especialmente en su obra «Débora».

Al adentrarnos en la lectura de «Débora», nos encontramos con un ejercicio literario que desafía las convenciones establecidas. Palacio utiliza la artificiosidad para explorar y reconocer los elementos estéticos que se ocultan en la cotidianidad, revelando así la belleza en lo ordinario. Una de las ideas clave que Palacio emplea en «Débora» es la propuesta de Shklovski sobre el extrañamiento en el lenguaje literario.

A través de este artificio, transforma la simplicidad de las palabras en un universo metafísico que refleja la percepción de la realidad de una manera única. El artificio implica el uso consciente de recursos literarios o estilísticos para desviar la atención del lector o espectador, desafiando así sus expectativas y obligándolo a reflexionar sobre lo que está viendo o leyendo. Esto puede incluir desde el uso inusual del lenguaje hasta la manipulación del tiempo narrativo o la estructura de la obra. Para entender esto, Todorov menciona que resulta fundamental reconocer la distinción funcional entre el lenguaje poético y el lenguaje cotidiano.

El extrañamiento literario no solo tiene como objetivo revitalizar la percepción del lector, sino también destacar la naturaleza artificiosa del lenguaje y la construcción de la realidad. Al hacer que las cosas parezcan extrañas o inusuales, el autor revela la artificialidad inherente a la representación del mundo a través del lenguaje, invitando al lector a cuestionar sus suposiciones y creencias sobre la realidad. La ruptura en el lenguaje dentro de «Débora» no solo refleja la intertextualidad del Teniente, sino que también resalta la conciencia del narrador en sus sensaciones, emociones y pensamientos.

Esta ruptura llega a un punto en el que la prosa misma de la novela parece desmaterializarse, creando un juego fascinante entre la forma y el contenido.
«Débora» se revela, así como un mecanismo ingenioso, un artefacto literario que trasciende las convenciones tradicionales y permite al lector adentrarse en un mundo de belleza y sorpresa. La obra de Palacio desafía no solo la naturaleza del canon literario, sino también la percepción misma de lo que es posible en la literatura. Al sumergirse en la lectura de «Débora», el lector se encuentra inmerso en un viaje surrealista donde la palabra se convierte en un puente hacia lo desconocido. A través de los artificios de la palabra, Palacio nos invita a explorar los límites de la realidad y a descubrir la belleza oculta en lo aparentemente mundano.

En última instancia, «Débora» emerge como un exponente sublime del artificio como locura, donde lo mundano se convierte en algo extraordinario y lo simple adquiere una nueva dimensión de enigma y fascinación. A través de la pluma de Palacio, el lenguaje se convierte en un vehículo intrépido que navega los abismos de la psique humana, desvelando así la belleza oculta en los recovecos más oscuros de nuestra existencia. Byron Carrión.

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