
Las fiestas clandestinas se han convertido en un problema recurrente, especialmente preocupante por la participación de menores de edad. Estas actividades ilegales no solo generan disturbios por el ruido, sino también riesgos significativos como violencia y accidentes.
Con el inicio de las vacaciones en la región sierra y Amazonía, las autoridades y la comunidad están en alerta por el incremento de fiestas clandestinas, eventos que representan una amenaza particular para los menores de edad. Estos encuentros no autorizados no solo generan molestias por el ruido excesivo, sino que también crea el ambiente propicio para el consumo de alcohol y drogas, lo que conlleva a situaciones de violencia y accidentes.
El año pasado, en mayo, una fiesta clandestina en los altos del edificio Hipervalle en Loja fue clausurada después de que las autoridades encontraran a más de 500 personas, de las cuales 250 eran menores de edad. En el lugar se halló licor y otras sustancias prohibidas, reflejando la gravedad de estos eventos. Este caso encendió las alarmas y subrayó la necesidad de una vigilancia más estricta y de medidas preventivas efectivas.
En entrevista con la Intendenta General de Policía, Emma Santamaría, se detallaron las implicaciones de estas fiestas y las medidas tomadas para su control. “Las fiestas clandestinas, dirigidas a un público en general y que se realizan tanto en casas como en espacios públicos sin los permisos adecuados, son un problema serio. No solo generan contaminación auditiva, sino también peligros asociados al consumo de alcohol, como violencia de género y accidentes de tránsito”, afirmó Santamaría.
La intendenta subrayó que, en los últimos operativos, no se ha encontrado una alta presencia de menores, aunque sí se han detectado adultos consumiendo alcohol en lugares no autorizados. “Es crucial que los propietarios de locales comerciales comprendan que desviarse del propósito de sus permisos puede convertir sus actividades en clandestinas, lo que acarrea sanciones severas”, advirtió.
Entre las sanciones mencionadas por Santamaría, se encuentran multas, clausura temporal o permanente de los locales, y sanciones penales para los organizadores de estos eventos ilegales y que se agrava si existe la presencia de menores de edad. «Es importante que la comunidad esté consciente de los riesgos y de las consecuencias legales que implican las fiestas clandestinas», añadió.
Además de las acciones de las autoridades, la colaboración ciudadana es fundamental. Denuncias oportunas y el compromiso de la comunidad pueden ayudar a prevenir estos eventos y proteger a los jóvenes.
Para los padres, el desafío es doble: mantener una comunicación abierta con sus hijos y estar atentos a los signos de posibles comportamientos de riesgo. Aquí algunos consejos para los padres:
1. Conozca las actividades de sus hijos: Mantenga una comunicación constante y abierta. Pregunte sobre sus planes y con quiénes se relacionan.
2. Establezca normas claras: Defina horarios y lugares permitidos, y explique las razones de estas reglas. Es importante que los jóvenes entiendan los riesgos asociados a las fiestas clandestinas.
3. Fomente actividades seguras: Proporcione alternativas de entretenimiento seguras y supervisadas para sus hijos. Apoye la participación en deportes, actividades culturales y sociales que promuevan un ambiente seguro.
4. Eduque sobre los peligros del alcohol y las drogas: Converse sobre los riesgos del consumo de sustancias y las consecuencias legales y de salud que pueden enfrentar.
5. Esté atento a cambios de comportamiento: Preste atención a cualquier cambio en el comportamiento de sus hijos, como el retraimiento, cambios en el estado de ánimo o el rendimiento académico.
6. Utilice herramientas tecnológicas: Hoy en día, existen aplicaciones que permiten conocer la ubicación de los hijos en todo momento. Esto puede ser útil para asegurarse de que están en lugares seguros.
En conclusión, las fiestas clandestinas representan un grave peligro para los menores de edad, especialmente durante las vacaciones. La responsabilidad recae no solo en las autoridades, sino también en la comunidad y los padres, para asegurar que los jóvenes tengan un entorno seguro y saludable. La colaboración y el compromiso de todos son esenciales para combatir esta problemática y proteger a nuestros adolescentes. (YP)
El DATO
El índice más alto de fiestas clandestinas se da durante los meses de mayo, junio, julio y agosto. En 2022 se registraron más fiestas que en el año 2021.