La falta de capacidad en el Centro Integral de Desechos Sólidos de Loja genera preocupación. El municipio trabaja en proyectos de mejora, mientras los ciudadanos expresan su malestar por la gestión actual.
La ciudad de Loja atraviesa un momento crítico en la gestión de sus residuos sólidos. El Centro Integral de Desechos Sólidos, que por años ha sido el principal punto de disposición final, ha llegado a su capacidad máxima, lo que ha generado incertidumbre sobre el futuro del manejo de basura en la ciudad. A pesar de los esfuerzos del municipio, la preocupación entre los ciudadanos sigue creciendo.
Jhon Iñiguez, director de Medio Ambiente del Municipio de Loja, reconoció la gravedad del problema y señaló que el centro ya no puede manejar la cantidad actual de desechos. “Hemos alcanzado nuestra capacidad máxima. Estamos trabajando con la Agencia Francesa de Desarrollo para implementar un nuevo sitio tecnificado, pero la situación actual es compleja”, explicó Iñiguez. La falta de espacio y la necesidad de mejorar la infraestructura han llevado a la municipalidad a buscar soluciones urgentes.
Iñiguez, expresó su preocupación por la persistente falta de conciencia ciudadana al abordar la problemática de los residuos. Destacó que, a pesar de los esfuerzos de las autoridades por mejorar la situación, muchos ciudadanos continúan actuando irresponsablemente al dejar colchones y otros desechos voluminosos en las orillas de los ríos. Este comportamiento no solo agrava la crisis de residuos en la ciudad, sino que también compromete la eficacia de los sistemas de gestión de desechos y la salud ambiental de la región.
En medio de este panorama, el municipio ha implementado medidas temporales para aliviar la carga en el centro de desechos. Ana Vaca, directora de Higiene del Municipio de Loja, explicó que se han reorganizado las rutas de recolección y se está promoviendo una mejor clasificación en los hogares. “Recolectamos aproximadamente 150 toneladas diarias de residuos. La correcta clasificación desde los hogares permitiría un mayor aprovechamiento de los desechos, pero esto sigue siendo un desafío”, afirmó Vaca. También adelantó que, como parte de las soluciones inmediatas, en octubre se espera la llegada de nuevos recolectores que ayudarán a mejorar la eficiencia en la recolección de basura.
En Loja, la gestión de residuos está parcialmente financiada a través de un impuesto específico que los ciudadanos deben pagar. Según Vaca, el Código Orgánico Municipal establece que los residentes deben cubrir el 20% del total de su factura de agua potable para la recolección de residuos sólidos. Este porcentaje varía para diferentes categorías, con un 10% para personas con discapacidad y tercera edad, y un 30% para sectores industriales y comerciales.
A pesar de los esfuerzos de la institución, los problemas de fondo persisten. El relleno sanitario ha cumplido su vida útil, lo que ha llevado al municipio a recurrir a medidas temporales como la expansión de ciertas áreas de almacenamiento. Sin embargo, Iñiguez enfatizó que estos parches no son suficientes a largo plazo. “Estamos en un punto donde se necesita una solución estructural y permanente. La ciudadanía debe ser parte activa de este proceso, pero también debemos ofrecer garantías de que los residuos serán manejados adecuadamente”, afirmó.
Una de las principales críticas es que las campañas de concienciación no han sido lo suficientemente efectivas. Si bien iniciativas como la reciente «Loja Recicla» buscan fomentar una mayor responsabilidad en el reciclaje, muchos consideran que no es suficiente. “Reciclamos, pero no vemos mejoras tangibles. ¿De qué sirve separar si al final todo termina en el mismo lugar?”, cuestionó un vecino del centro de la ciudad. (YP)