Este evento cultural incluye rituales, exposiciones artesanales y exquisita comida tradicional.
El Inti Raymi es la celebración más importante del calendario andino, representa la época de la cosecha, de los frutos que ofrece la Pachamama. Se constituye en la fiesta del sol y la cosecha del solsticio de junio.
Este evento cultural se lleva a cabo todos los años, del 1 al 21 de junio, en esta ocasión la programación está encargada la comunidad Chukidel Allullakta, del cantón Saraguro, provincia de Loja.
Celebración
El Inti Raymi es el símbolo de gratitud de los pueblos andinos que ofrecen a la Paccha Mama (madre tierra), por la bondad de haber permitido una buena producción y cosecha de productos tradicionales, la gratitud se celebra con la presencia de música y danza, concentrándose más de un centenar de conjuntos autóctonos.
Los festejos se inician con el baño ceremonial de purificación en las cuevas de los Baños del Inca, en la comunidad de Ñamarín, la wagra llushtina (pela de la vaca) y la apertura de una expoferia artesanal en el parque central de la comunidad Las Lagunas. Parten con el agradecimiento al Taita Inti y el traspaso del bastón de mando a las nuevas autoridades del Cabildo, para posteriormente, como es la costumbre ancestral, servirse el almuerzo comunitario o mejor conocido como pinshi mikuna; y, por último, la danza y baile se apoderan de la comunidad indígena.
En este ritual se realiza la pambamesa, una tradición que se comparte con los presentes los alimentos típicos de la zona como el maíz, papa, melloco, oca, mashua, fréjol y calabazas, en combinación con carne de res, cerdo, borrego y cuy; para posteriormente emprender una serie de bailes y música en la que participan todos los invitados.
En la comida se refleja la unidad, ya que, sobre un mantel puesto en el piso, se coloca la comida; todos comen y disfrutan de este momento y por supuesto de la chicha, bebida tradicional indígena.
Historia
La palabra Inti Raymi proviene del quechua y significa Fiesta del Sol, esta es una antigua ceremonia religiosa andina en honor al Inti (dios Sol), que se efectuaba cada solsticio de invierno en los Andes, tradición que perdura con el pasar de los años.
Durante la época de los incas, el Inti Raymi era el más importante de los cuatro festivales celebrados en el Cusco, según relata el Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616), e indicaba la mitad del año, así como el origen mítico del Inca. Duraba 15 días, en los cuales había bailes y sacrificios. El último Inti Raymi, con la presencia del emperador inca, se llevó a cabo en 1535.
En 1572 el virrey, Francisco de Toledo (1515-1584), la prohibió por considerarla una ceremonia pagana y contraria a la fe católica, sin embargo, se siguió haciendo de manera clandestina.
En 1944, Faustino Espinoza Navarro efectuó una reconstrucción histórica del Inti Raymi. La reconstrucción se basa en la crónica de Garcilaso de la Vega y solo se refiere a la ceremonia religiosa. Desde esa fecha en adelante, la volvió a ser un evento público y de gran atractivo turístico.
Recoger esta vivencia milenaria, permite que nuestras raíces étnicas conserven todo su esplendor y colorido a través del canto y la alegría de los vientos que nacen de los verdes campos y los dorados trigales del suelo de la región andina, principalmente de Saraguro.
Los Raymis andinos
Pese a la cultura occidental impuesta en los territorios andinos, a raíz de la conquista europea, el legado incaico nunca se llegó a perder en los pueblos, ni en los momentos difíciles de la expansión de las idolatrías y ni siquiera en los siglos posteriores.
Al calendario cósmico andino, los pueblos lo retomaron con la celebración de los Raymis, “porque es parte de la identidad y el fortalecimiento de nuestro pensamiento, de nuestra filosófica y de nuestro destino como pueblos”, manifiesta, Antonio Contento.
Celebración en otras ciudades
El Inti Raymi aún se celebra como rito sincrético en muchas comunidades andinas. En el callejón interandino septentrional del Ecuador, por ejemplo, el conjunto de festividades relacionadas abarca todo el mes de junio y parte de julio, teniendo cada ciudad sus propios ritos y costumbres, y llegando a paralizarse la vida cotidiana como efecto de las celebraciones, que toman las avenidas noche y día.
La Fiesta del Sol, tradicionalmente se realiza en las localidades de Ingapirca y el cantón Cañar, en medio de bailes, danzas y el folklor propio de la fecha.
En el cantón Yacuambi, provincia de Zamora Chinchipe esta celebración se lleva a efecto con una alegre caminata por el centro de la ciudad. Comparsas, música tradicional, flores, frutas, esencias, y reflexiones, son parte de este.
En Cotacachi se realiza el ritual espiritual y simbólico de la toma de la plaza, convoca a bailarines y músicos, quienes giran en círculos con fuerza y coraje para mantener despierta la tierra, y que la misma reciba las ofrendas.
Diablo Huma, la conexión con el cosmos, en la fiesta del Sol
La fiesta tiene un personaje principal. El Aya Uma (Cabeza de diablo) o Diablo Huma, que tiene un importante significado espiritual para las comunidades indígenas que se congregan en lugares sagrados para agradecer a la Pachamama por las cosechas. El orden cósmico llega a la fiesta con este personaje que ahuyenta a los demonios que rondan entre las cosechas. El Inti Raymi muestra el sincretismo de la cultura andina y occidental, y el Aya Uma es un ejemplo de ello.
El nombre de diablo se asignó en el proceso de la conquista española para sembrar temor en la cultura indígena por celebrar fiestas en honor a los dioses de la naturaleza como el Sol, la Luna y la Pachamama.
Con el tiempo, su nombre se transmitió a lo largo de los siglos como Diablo Huma, sin embargo, su significado trasciende el mal, connotación de la religión española, porque su función en el día de celebración máxima (22 de junio) es reunir la buena energía y ser la conexión entre el cosmos y la vida terrenal.
Este personaje es parte de baños de purificación y renovación bajo las cascadas de la región andina para adquirir el poder espiritual de la naturaleza, necesario para luchar contra las protervas energías.
En la fiesta, el Diablo Huma danza en tres tiempos para conectarse con la Tierra, el Sol y la Luna. El hombre que lo representa se convierte en un ser espiritual que rompe el mito para trascender a la realidad y encarna las energías de las deidades.
Su atuendo se compone de una máscara de colores y dos caras. Muestra la dualidad del cosmos (el bien y el mal, el sol y la luna, lo bueno y lo malo, el día y la noche, el futuro y el presente, el norte y el sur). Asimismo, tiene cabellos que simbolizan la sabiduría y la flor del maíz. También se admira en su máscara cuatro tipos de orejas que hacen referencia a las cuatro direcciones y los cuatro elementos de la naturaleza: aire, agua, fuego y tierra, según varios documentos históricos. También incluye un látigo, símbolo de poder y autoridad. Sus piernas se cubren de un zamarro (prenda elaborada con diferentes pieles de animal) para guiar a quienes participan en la fiesta del Inti Raymi. En algunas comunidades indígenas, el Diablo Huma entona instrumentos de viento, mientras danza al ritmo de tambores, guitarras y cantos de mujeres indígenas.