By Durante su pontificado, Jorge Mario Bergoglio recibió en el Vaticano una réplica de la “Churonita”, generando emoción en Loja y en todo el país.
Jorge Mario Bergoglio se convirtió en el papa Francisco el 13 de marzo de 2013, cuando tenía 76 años. Poco más de 12 años después y a sus 88 años, el argentino murió este lunes 21 de abril de 2025 tras complicaciones derivadas de un cuadro respiratorio. Durante su pontificado, el papa Francisco tuvo la oportunidad de conocer a la Virgen del Cisne, un logro que generó y sigue generando emoción no solamente en la comunidad lojana, sino en el país entero.
La Virgen del Cisne, una de las advocaciones marianas más queridas del Ecuador, vivió en 2024 un capítulo histórico, ya que su presencia en el Vaticano se concretó finalmente luego de años marcados de promesas. La veneración a esta imagen, nacida hace más de cuatro siglos en la parroquia de El Cisne, convoca anualmente a millones de devotos dentro y fuera del país, y se consolida como símbolo de identidad espiritual y cultural para el pueblo ecuatoriano.
La “Churonita”, como la llaman cariñosamente sus fieles por su característica cabellera rizada, llegó al Vaticano en mayo de 2024 a través de una réplica artesanal obsequiada por el presidente Daniel Noboa al papa Francisco, durante una audiencia privada en el Palacio Apostólico. El gesto del joven mandatario contrastó con el fallido intento de entronización promovido en 2016 por el gobierno de Rafael Correa, que terminó en escándalo judicial y frustración colectiva, puesto que una estatua de piedra fue anunciada con entusiasmo, pero nunca llegó a Roma y su paradero sigue sin esclarecerse.
Procesión en Roma
El 22 de septiembre de 2024, cientos de ecuatorianos residentes en Italia participaron en una procesión solemne que recorrió la Plaza de San Pedro con la imagen peregrina de la Virgen. Vestida con los colores patrios y la inscripción “Madre de los Migrantes”, la Santa Imagen fue recibida con fervor y lágrimas por una comunidad que, pese a la distancia, mantiene viva su fe. La ceremonia culminó con una eucaristía en la que se elevó una oración por los migrantes del mundo entero.
Este evento fue un símbolo de reconciliación entre la devoción popular y la institucionalidad, tras años de controversias.
Aparición
Según la tradición, la Virgen del Cisne apareció en 1594 durante una crisis de hambruna, prometiendo a los pobladores ayuda celestial si le construían un templo. Desde entonces, su culto ha trascendido generaciones y fronteras, movilizando cada agosto a miles de peregrinos en una romería de 70 kilómetros hacia la ciudad de Loja. Con más de 5 millones de devotos, su figura representa no solo milagros, sino también esperanza y resistencia cultural.
Hoy, la Virgen del Cisne ha marcado su huella en Roma, no por una estatua monumental, sino por el testimonio humilde de sus creyentes.
