El director del Departamento de Química de la UTPL ha convertido su pasión por los aceites esenciales en un aporte tangible para la ciencia y la comunidad. Su reciente reconocimiento como Investigador Destacado en los CEDIA Awards 2025 refleja el fruto de una vida marcada por el esfuerzo, la familia y el compromiso con la educación.
Eduardo Valarezo nació en la parroquia Ciano, cantón Puyango. Allí, entre caminos rurales y una vida marcada por las limitaciones del acceso a la educación, empezó a forjarse la disciplina que más tarde le permitiría convertirse en referente científico. Su infancia estuvo acompañada de consejos constantes: “no dejes de estudiar, tú eres bueno para eso”. Sin embargo, como muchos jóvenes, al terminar la secundaria pensó en trabajar y ganar dinero antes de continuar con sus estudios.
Fue la insistencia de sus padres la que marcó el rumbo de su vida. “Si no hubiera sido por ellos, no estaría donde estoy. Ellos mandaron mi carpeta, mi matrícula, y me empujaron a estudiar. Les debo mi formación y cada logro alcanzado”, recuerda con gratitud.
Ese empuje lo condujo a la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), donde se graduó como Ingeniero Químico y fue reconocido como mejor egresado de su promoción. Aquella decisión, motivada inicialmente por la familia, se convirtió con los años en la base de una carrera científica sólida y trascendente.
El camino de la formación académica
Eduardo Valarezo continuó su preparación en la Universidad de Salerno, en Italia, donde alcanzó el doctorado en Ingeniería Química. La experiencia fue un desafío: un país nuevo, un idioma distinto y la distancia de su familia. Pero incluso allí encontró razones para crecer: “Uno tiene que buscar lo bueno en cada experiencia. Estudiar siempre trae oportunidades y nunca es un error”, afirma.
Durante su doctorado desarrolló investigaciones en piel artificial con propiedades antimicrobianas, un trabajo que le valió varios premios y abrió un camino hacia nuevas aplicaciones biomédicas. Con esa formación regresó a la UTPL, donde desde entonces ha construido una carrera dedicada a la docencia y a la investigación.
20 años al servicio de la ciencia
Hoy, Eduardo Valarezo suma más de dos décadas como docente investigador en la UTPL. Ha participado en 43 proyectos de investigación, 16 de ellos como director; cuenta con más de 60 artículos científicos indexados, 40 de ellos en revistas de cuartil 1; ha escrito libros, capítulos y actas científicas, y ha revisado artículos para medio centenar de revistas internacionales.
Como inventor, registra 20 productos de propiedad intelectual, incluidas dos patentes concedidas, siete en trámite y once secretos industriales. “La investigación es infinita. Entre más descubrimos, más nos damos cuenta de que hay mucho por hacer”, sostiene.
Su campo de acción son los aceites esenciales, compuestos aromáticos de las plantas con múltiples aplicaciones. Desde la caracterización de especies locales hasta proyectos de vinculación con comunidades, su trabajo ha demostrado que la ciencia no se queda en el laboratorio: puede mejorar economías, proteger la salud y revalorizar saberes ancestrales.
Un ejemplo es el proyecto de extracción de aceite de palo santo en el cantón Zapotillo, desarrollado junto a comunidades locales, que incluso recibió un premio internacional. “Ese tipo de investigaciones muestran que la ciencia también transforma territorios”, asegura.

La familia, motor de cada logro
Más allá de los artículos y patentes, el catedrático reconoce que su mayor fortaleza ha sido la familia. Su esposa y sus hijas lo han acompañado en cada etapa, incluso en los años más complejos del doctorado en Italia. “Ellas son mi alegría y mi soporte. Los premios se disfrutan más porque se comparten en casa”, confiesa.
Para él, cada logro científico también es un reconocimiento a esa red de apoyo silenciosa pero fundamental. Su familia no solo lo sostuvo, sino que se convirtió en el motor que lo impulsa a seguir adelante.
Un reconocimiento que inspira a nuevas generaciones
En 2025, Eduardo Valarezo recibió el premio como Investigador Destacado en los Cedia Awards, un reconocimiento nacional otorgado por la Corporación Ecuatoriana para el Desarrollo de la Investigación y la Academia, que evalúa criterios como publicaciones, patentes, proyectos y fondos obtenidos. La noticia lo sorprendió mientras viajaba: “Fue una alegría tremenda. Lo compartí primero con mi familia, porque este premio también es de ellos”.
Más allá del reconocimiento personal, Valarezo considera que este tipo de distinciones cumplen una función mayor: inspirar a los jóvenes. “Necesitamos que las nuevas generaciones sueñen con ser científicos. La visibilidad es importante para mostrar que esta también es una profesión que aporta mucho a la sociedad”, señala.
Retos y futuro
Actualmente, como director del Departamento de Química de la UTPL, trabaja en fortalecer la infraestructura, equipos y recursos para potenciar nuevas investigaciones. Además, aporta a la consolidación del primer doctorado en Química del país, que ya va por su segunda cohorte y atrae a estudiantes de todo el Ecuador.
Con humildad, reconoce que aún queda mucho por hacer: “Somos pocos, pero hacemos un esfuerzo enorme. La investigación tiene altos y bajos, pero al final es muy satisfactoria porque lo que descubrimos solo cobra sentido cuando se comparte con la sociedad”, concluyó.